264 páginas
Una ciudad puede ser un lugar privilegiado para “contemplar” la historia. Pues ésta, a veces, no sólo puede ser reconstruida o imaginada sino también “vista”, como si de un presente súbito se tratara. Entre la Valencia que ahora podemos ver y la que esta generosa colección de imágenes nos aporta –fruto del nutrido archivo de Rafael Solaz– hay diferencias evidentes. Pero también ese hilo invisible que recorre nuestro pasado y nos hace entender mejor la urbe, sus gentes, sus edificios, sus formas de expresión…
Una aportación que es testimonio fundamental para “ver” un tiempo en que la ciudad se abría a las nuevas técnicas de captación de imágenes. Y a través de ellas conocer mejor la vida cotidiana de ese convulso siglo XIX. Un siglo tan aparentemente lejano pero del que nos queda la huella imborrable de quienes captaron instantes y posados, de quienes retrataron lo que veían, un legado que desafía también nuestra propia visión y nos interroga acerca de nosotros mismos.